No toda la superficie, ni mucho menos, pertenece a la grapadora. Dije que colgaría una entrada sobre el Museo del Diseño en la Plaza de las Glorias, con promesa de dar paso a la polémica, y así animar -sin cansarse demasiado- el cotarro de esto del Facebook. Seré exagerado precisamente con este objetivo, y la primera exageración es precisamente hablar del edificio y de su uso cuando sólo acabo de ver su interior ahora, en un par de días consecutivos, y sólo uno de ellos entrando en sus áreas de pago. Antes sólo había contemplado su silueta pasando por ahí en coche, primero por el anillo elevado que acabaron derribando, luego por el recorrido provisional, hasta que se haga el paso subterráneo que asesinará definitivamente a la Estación de Francia. Desde luego tiene cosas que valoré positivamente, claro, como unas cuantas vistas (aunque de difícil acceso) o la tranquilidad y perspectivas de su cafetería, en la que estuve departiendo la mar de bien con unos amigos, pero me centraré en asp...