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Las fiestas de Gràcia murieron de éxito hace muchos años. Por las noches sus calles se llenan de visitantes, bailongos, borrachos y contumaces meones que desaguan en cualquier rincón. Y no tan rincón.
A horas diurnas es un rebosar de gente haciendo cola para recorrer en procesión, retenida por las frecuentes fotos, los tramos de calles decoradas pacientemente por sus vecinos a base de muchas discusiones, peleas y paciencia derrochadas desde meses atrás.
Hay alguna calle que se lo curra y resulta impecable (sería el caso, éste año, de la calle Mozart, la que ha resultado vencedora del concurso que se dirime, que reproducía con mucho acierto diferentes ambientes de estilo japonés -ver las dos primeras fotos- aunque luego cedía a una especie de monigotes de manga y cosas parecidas), pero la gran mayoría hacen su decoración como Dios les ha dado a entender, y entonces resultan de dos tipos:
-Las que enternecen, por lo voluntarioso pero cutre, que se me hacen muy simpáticas. Es el caso de la de la calle La Perla, dedicada a las imágenes típicas y tópicas del western (ver fotos 3, 4, 5, 6, 7 y 8, algunas ya mostrando las consecuencias del azote de los chaparrones sobre el papel maché).
-Otras, muy numerosas, quieren ser exquisitas y espectaculares, y suelen caer en estéticas horrorosas, adulteradas, muy cursis (ver en la foto 9 la de la plaza del Nord, en la que, sin embargo, me gustó, lejos de efectos sensacionalistas, la utilización de modestas hueveras de cartón sin adulteración alguna, y en la foto 10 la tremenda cursilada, de éxito absoluto, del mundo de Graceland).
La de la Travessía de Sant Anton, con los doce signos del zodiaco, me pareció, con unas esculturas de cada uno de ellos del estilo de perfumería de barrio o figuras de Lladró a cuál más cursi, pero con elementos y columnas romanas muy simpáticas, una mezcla de ambos tipos. Ver fotos 11, 12, 13 y 14.
Y cierro (foto 15) con la plaza De la Torre del reloj, que partía de una buena idea: todo azul. Con un poco más de preparación podrían haber pensado también, por ejemplo, en Yves Klein, con paredes desnudas o huellas de cuerpos, las dos siempre de su color.
Una última reflexión: ¿por qué acuden siempre, buscando temas populares, que lleguen, a la iconografía norteamericana? Elvis Presley, el western, Las Vegas, Manhattan, … Ya está bien que huyan del costumari català que convertiría las calles en un pesebre noucentista, pero ¿no hay entre una y otra opción escapatoria?
Y 2. Ambientes de Japón en la calle Mozart.
3. La Perla
4. Los efectos del aguacero sobre el papel maché.
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6. Empapados en agua.
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8. El salón por los aires.
9. El mundo acuático suele estar muy recurrido.
10. Las dos tapan un corazón. No llegué a captar economía una foto una pareja componiendo un corazón con sus manos. Cagarse.
11. La entrada triunfal de la Travessia de San Anton.
2. Así de acondicionado tenían el bar.
13. El aguijón de escorpio parecía hecho de morcillones.
14. Un local de la calle.
15. Rapsodia en blue.