Doy en "Hoteles literarios. Viaje alrededor de la Tierra" (Nathalie de Saint Phalle) con Peter Handke pasando por Madrid y pernoctando en un hotel. Lamentablemente el hotel resta anónimo, con lo que nos quedamos sin la posibilidad de comprobar cuál era el patio interior al que daba la habitación que le ofrecían y qué ruidosa habitación dando a la calle fue la que se quedó, para asombro del encargado. Sabemos, no obstante, de las intenciones por las que emprendió un viaje por Europa que finalmente le llevó tres años de su vida: "En principio, no me gusta viajar, no mucho, al menos. Me gusta coger el autobús o el tren, eso sí, y volver a casa por la noche, a eso de las doce, tomar una copa a oscuras, y acostarme. Ése es mi ideal. Si emprendo un viaje, es sólo para cumplir un deber. Quisiera ver algunas estatuas, algunos rostros, algunos... sentir otro viento, ver otros colores o no ver nada, aunque ese nada debe ser muy concreto. La meta que tengo en este momento es una es...